No ha comenzado el 2020 y ya las autoridades de Estados Unidos quieren adelantar todo lo que tienen preparado para la Isla en el año que inicia. Así lo ha anunciado Michael Kozak, subsecretario en funciones de América Latina en el Departamento de Estado.
De acuerdo al funcionario, la nación estadounidense mantendrá su política de “máxima presión” a Cuba en los próximos doce meses, tal y como la ha aumentado en el período que finaliza.
En 2019 la administración actual autorizó las demandas bajo el título III de la Ley Helms-Burton, suspendió los viajes de cruceros a la Isla y restringió aún más el envío de remesas.
Y según se comentó en la entrevista ofrecida al diario norteamericano Nuevo Herald, una de las tensiones mayores estaría dirigida a continuar presionando sobre el desajuste del programa de exportación de servicios médicos de la Isla.
Solamente en 2018, dicho programa reportó a Cuba más de seis mil millones de dólares. Pero en los meses recientes se vivió la salida de profesionales de la salud de la Isla de varios países de la región. Todo ello trajo hasta nuevas legislaciones en ese sentido, como las dictadas recientemente en Brasil.
Continuamos buscando otras formas de disminuir los ingresos del país, dijo el representante de Estados Unidos al referirse a la Mayor de las Antillas.
Aunque muchas personas insisten en criticar la política de la actual administración estadounidense, el estilo recio contra Cuba se mantiene.
Y, en el sensible asunto de la migración, tampoco habrá cambios para el 2020. Había ciertas esperanzas entre las personas luego del rumor de que las entrevistas para la solicitud de la visa se harían a través de teleconferencias. Pero ninguna de estas solicitudes han sido aprobadas.
Para 2020, la situación migratoria entre Estados Unidos y Cuba seguirá siendo complicada.
