La noticia que todos esperábamos se supo finalmente este sábado en la tarde: Joe Biden es el presidente electo de los Estados Unidos. En un proceso de votaciones sumamente tenso, Biden resultó ser el candidato más votado en toda la historia de los Estados Unidos, con 74,8 millones de boletas a su favor.
Para muchos, tener a Biden a la cabeza del país más poderoso del mundo resulta un alivio. Sobre todo después de cuatro años de un gobierno marcado por malos manejos en temas sociales y contiendas por el dominio geopolítico. Para los trumpistas, sin embargo, la campaña apenas comienza.
Este no es el fin, dice Trump
Horas antes de conocerse la ventaja de Biden en Pensilvania —que le otorgó la mayoría de votos electorales—, Donald Trump publicó en su cuenta de Twitter que era él el ganador de las elecciones. “I WON THIS ELECTIONS, BY A LOT”, escribió el mandatario en un tweet al que la misma red social puso un signo de “alerta” por tratarse de una afirmación no oficial.
También en letras mayúsculas y seis horas después, insistió: “Los observadores no fueron permitidos en las salas de contar. Gané las elecciones, obtuve 71.000.000 de votos legales. Sucedieron cosas malas que nuestros observadores no pudieron ver. Nunca ocurrió antes. ¡Millones de boletas por correo se enviaron a personas que nunca las pidieron!”
Como en acusaciones anteriores, esta también carece de evidencias. De hecho, la falta de pruebas no ha permitido al actual presidente de los Estados Unidos ganar ninguna de sus demandas en la Corte para declarar ilegal el conteo de votos. A pesar de ello, su campaña ha iniciado litigios legales en varios Estados.
En un comunicado emitido el mismo sábado, 7 de noviembre, Trump afirmó que “la elección está lejos de haber terminado”.
“La falsa proyección de que Joe Biden es el ganador se basa en resultados en cuatro Estados que están lejos de ser definitivos. Todos sabemos por qué se apresura a declararse ganador y por qué sus aliados en los medios están tratando de ayudarlo: no quieren que se sepa la verdad”, continúa la nota.
Como lo ha dejado claro en varias ocasiones, Donald Trump no cederá pacíficamente la presidencia. De tal suerte, se hará un recuento en Georgia, donde los márgenes son muy estrechos, y se pretende hacer lo mismo en Wisconsin. Incluso, anunció que llevaría el caso hasta la Corte Suprema por “fraude”.
“El lunes, nuestra campaña llevará nuestro caso a la Corte para asegurarse de que las leyes electorales fueron respetadas y que sea elegido el ganador legítimo”, dijo en su comunicado.
Cómo funciona la Ley
Los tribunales estatales son la primera instancia para una batalla legal. Los jueces pueden aceptar los pedidos y ordenar un recuento. Encima de ellos están las Cortes Supremas de cada Estado.
Lo cierto es que, mientras la tensión crece, los votos se siguen contando. Los resultados no serán oficiales hasta la certificación final que ocurre en cada Estado semanas después de la elección. Luego, en diciembre 14, los 538 electores que oficialmente definen al ganador se reúnen en las capitales estaduales. Estos electores reflejan generalmente la decisión del voto popular; sin embargo, en algunos Estados esto no es un requerimiento formal.
