La nueva normalidad. Aún no se puede descifrar por completo, pero según la Organización Mundial de la Salud, se trata de la etapa que vivirán los países una vez que pasen los picos de la curva de contagio, y comiencen a controlar la pandemia.
Para definir este concepto, la OMS parte de una premisa, y es que la vida no volverá a ser como antes, por eso se habla de «una nueva normalidad» para llevar una vida más segura, sana y con una mejor preparación.
En esta etapa habrá medidas que no se podrán violar. Entre ellas, la obligatoriedad de localizar, aislar, hacer pruebas y tratar cada caso.
Además, se deberá poner en cuarentena cada contacto del caso positivo, así como educar, hacer partícipes y empoderar a todas las comunidades.
Se advierte que aquellos países que no sigan esos principios de forma consistente se enfrentarán a más casos, y con ello la pérdida de más vidas.
Actualmente el 78% de los países en contacto con la OMS, cuentan con planes de preparación y respuesta ‘in place.
Mientras que el 76% tienen sistemas de vigilancia epidemiológica para detectar nuevos casos, y el 91% tienen laboratorios capacitados, y con recursos para analizar pruebas.
Lamentablemente, solo el 66% de los países en contacto con la OMS tienen implementado un sistema para pacientes con Covid-19.
Y para peor pronóstico, solo el 48% tienen un plan de participación ciudadana y ese mismo porcentaje tiene un plan de prevención y control de la higiene en hospitales.
Nuevos protocolos de vida
Otra de las mayores preocupaciones es el impacto de la pandemia en la salud mental.
Para abordar este problema, se trabaja con expertos en salud mental de todo el mundo para crear unas guías.
Estos protocolos ayudarían, tanto para uso individual como profesional que contribuye a gestionar la situación.
Para resumir, tenemos un nuevo contexto de vida, que los políticos llamarán nueva realidad.
Se trata de una donde las personas tendrán que aprender a vivir con el coronavirus por un largo período de tiempo, y sin dejar paralizado a un país.
