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Bioeléctricas en Cuba: siembra de árboles por combustible

17 julio, 2019

Ante la situación que experimenta el país con la crisis financiera se buscan alternativas “sustentables”, aunque estas dependan de la madre natura

Unas 89 230 hectáreas se deben sembrar para producir las posturas necesarias de especies escogidas, para que Cuba pueda echar a andar el proyecto de bioeléctricas que se desarrolla en el país.

Se trata de los llamados bosques energéticos, cuyo volumen de plantación se fomenta en viveros tecnificados con simientes genéticamente seleccionadas de huertos semilleros y preparación de suelos mecanizada.

Las especies para ese desarrollo las constituyen el piñón florido, el bambú, acasia, eucaliptus, soplillo e ipil-iplil, las cuales tienen como características favorables su crecimiento rápido y capacidad de rebrote y de reproducirse por semillas o de forma asexual.

Poseen además entre las cualidades elevado rendimiento de biomasa por hectárea y fácil manejo silvicultural en turnos cortos de rotación.

Las bioeléctricas que se construyen aledañas a centrales azucareros, tomarán como materia prima para su operación el bagazo -biomasa de la caña de azúcar- durante los 150 días de molienda, y el resto del tiempo, para completar no menos de 300 días de funcionamiento, lo suministrará los bosques.

Del programa de 19 bioeléctricas aprobado en 2014, se priorizan 17, que conjuntamente aportarán 612 mega watts (MW) al año, de los 755 contemplados en las 19 instalaciones.

La expectativa es que con la puesta en marcha del plan de bioeléctricas y la contribución de los centrales, la generación anual de electricidad con biomasa se incremente respecto al potencial actual en seis veces.

Pero habría que ver cómo llega a concretarse todo. Lo irónico es que, mientras existe esa disposición para la reforestación con fines bioenergéticos, en las ciudades se practica la deforestación injustificada, quitando fuentes de protección contra el sol y belleza a la urbe.

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