Hace unos días que en todos lados se habla del invento cubano de La Bola. ¿Qué es este juego y quiénes lo están jugando? ¿Par qué sirve y cuáles consecuencias ha traído para quienes se atreven?
Lo describen como un negocio redondo en el que se juega al seguro. Según los anuncios por los que se presenta al público, solamente invirtiendo 500 pesos las personas pueden recoger 4000 pesos. ¿Qué podría salir mal entonces?
Pues lo que ocurre es que este invento cubano de la Bola depende de que muchas personas se mantengan jugando durante un tiempo para que todo salga bien.
De acuerdo a quienes lo describen, el juego consiste en crear una red de 15 participantes divididos en niveles. En el cuarto nivel aparecen ocho personas; en el tercero deben estar cuatro jugadores, dos deben mantenerse en el segundo, y uno en el primer nivel.
Esa persona que va en la cima de la bola sería la afortunada en cobrar todo el dinero. Y, de ese modo, continúa la rotación hasta el infinito.
Cuando esta persona cobra, sale del juego, La Bola se divide en dos y las personas van escalando al siguiente nivel y, así, sucesivamente. O hasta que alguno de los eslabones en los niveles falla.
Esta última tendencia es la que cuentan muchas de las personas que se han visto afectadas por el invento cubano de la bola. Y refieren que hay mucha informalidad en el camino y por eso viven malas experiencias.
Y es que la clave de La Bola es que se mantengan los niveles de personas cubiertos para que no se rompa el equilibrio. De ese modo, el dinero invertido sigue fluyendo para que los implicados asciendan. Sin embargo, ocurre que semejante ritmo no se puede mantener. Y entonces vienen los problemas.
