A sus 53 años, el actor cubano Jorge Perugorría comenta que aunque las buenas rachas van disminuyendo, “siempre aparece algo que nos mantenga motivados”.
Así respondió al medio cubano Juventud Rebelde al ser interrogado sobre su “ausencia” en el cine nacional. Y es que desde que protagonizara Cuatro Estaciones en La Habana, en el 2016, el público quedó esperando la reaparición de su ídolo en la gran pantalla.
“Hay un momento en que la carrera tiene un pico… —dijo—. Yo recuerdo que antes debía escoger entre 20 propuestas de Latinoamérica, Europa…, para decidir cuál iba a realizar.
“(…) Mas esas buenas “rachas” van disminuyendo, aunque siempre aparece qué hacer que nos mantenga motivados, como ahora la segunda temporada de Cuatro Estaciones, con ese exquisito personaje de la literatura que es Mario Conde. O como esos muchos proyectos concebidos por jóvenes muy talentosos que necesitan de nuestra ayuda y utilizan nuestros nombres para conseguir los presupuestos o llevarlos adelante, lo cual me parece genial”.
Según cuenta Perugorría, asumir el “bajón cinematográfico” no ha sido difícil. Para ello se ha mantenido enfocado en proyectos artísticos como el que desarrolla en el barrio de San Isidro, produciendo obras y escribiendo.
“Aunque no me vean en la gran pantalla, no significa que permanezca en casa deprimido, esperando a que me convoquen. No, yo estoy “luchando”, involucrado en acciones que me dan tanta satisfacción como rodar una película”.
El también miembro de la Academia de Cine Española y de la de Hollywood confesó que ser parte de la filmografía de casi todos los países de Latinoamérica donde hay cine ha sido un sueño hecho realidad. Asimismo, haber estado bajo la égida de directores cubanos como Titón, Tabío, Humberto Solás y Fernando Pérez lo han convertido en el actor que es hoy día.
Sobre los actores cubanos, Jorge Perugorría lamentó que muchas veces no exista conciencia sobre su calidad. En ese sentido expresó:
“En verdad nuestra escuela de actuación es de primer nivel, resultado de esa mezcla de profesores rusos con los de acá, con el teatro, con el fenómeno de la Revolución, en todos los sentidos. Esa existencia que han vivido los actores cubanos, alejada del glamur y del estrellato, con los pies bien puestos en la tierra, ha moldeado un modo de actuar muy peculiar, de primer orden, de vanguardia”.
