El 15 de enero pasado Alexis Valdés regresó a la televisión y, con él, una suerte de alegría difícil de encontrar. En tiempos en que la pequeña pantalla se colma de espacios enlatados, sensacionalistas, mercantilizados; es una verdadera suerte el arribo de un programa genuinamente cubano como este, que comparta el “código del choteo” y que transite por todos los tipos de humor: blanco, negro, verde… sin resultar disperso ni tedioso.
Y es que no podía ser diferente. Alexis Valdés es un “todo incluido”. Y no lo decimos (solo) porque sea actor, guionista, director, compositor, ¡ingeniero!; sino porque en sus presentaciones lo incluye todo, ¡literalmente todo! Del impeachment de Trump podría pasar a la economía cubana; del idioma inglés a la homosexualidad; de las redes sociales al PIB. Con Alexis Valdés no hay para aburrirse; al contrario: hay para aprender.
Y quizá eso es lo que más valora su público: que además de hacer un humor criollo, es capaz de hacerlos reflexionar e, incluso, de cambiar.
En El show de Alexis Valdés, la energía te llega desde el momento justo en que su anfitrión sale entre las cortinas. Similar a como lo hacía en Esta noche tonight, también de Mega TV, o antes, en el Club de la Comedia; su presentación arranca con toda la buena vibra que imagines. La misma que continuará contigo horas después, días, hasta que nuevamente regrese a tu pantalla.
Que esta vuelta de Alexis sea todo lo extensa posible. Una forma de que lo cubano siga latiendo, contagiando, brillando.
