El teléfono se inventó en la pequeñísima isla de Cuba, a mediados del siglo XIX
Por: Lulú Rivera
¿Sabías que el teléfono se inventó en Cuba? Sucedió cuando apenas se creía en la posibilidad de prescindir de las cartas y de las palomas mensajeras; nada menos que en la naciente Habana, a mediados del siglo XIX.
Aunque la creación del teléfono se atribuye hoy día a Alexander Graham Bell, fue el italiano Antonio Meucci su verdadero descubridor. El florentino había llegado a La Habana como tramoyista del antiguo teatro Tacón —hoy, teatro Martí— y tenía en los altos de ese recinto un taller donde hacía experimentos de electroterapia para aliviar el reuma de amigos enfermos.
En uno de esos experimentos, Meucci se percató de que podía transmitir la voz humana por medio de un alambre que, unido a varias pilas, producía electricidad. Aunque lo descubrió en Cuba, la primera demostración pública del “telégrafo parlante” -como tituló su invento- la realizó en 1860 reproduciendo la voz de una cantante a una distancia considerable. La noticia fue difundida por la prensa italiana y neoyorquina e, incluso, recibió ofertas de varios inversionistas.
Con los ojos del mundo posados en el italiano, ¿cómo es posible que cuando se hable del teléfono se mencione siempre a Graham Bell en lugar de Meucci?
Sencillo. A pesar de su éxito mediático, las ofertas que recibiera nunca se llegaron a materializar. Por si fuera poco, su esposa debió vender varios de sus prototipos años más tarde —incluyendo el del teléfono—, cuando un accidente lo dejó inhabilitado para trabajar durante buen tiempo.
Incansable, Meucci se dedicó a recrear su invento e, incluso, logró patentarlo por dos años. Cuando la suma para renovar la patente fue demasiado alta, buscó apoyo en la Western Union Telegraph Co. Desesperado e ingenuo, confió a ellos todas las especificaciones de su “teletrófono”.
Meucci no viviría para ver cómo, cuatro años después, en 1876, Alexander Graham Bell patentara el teléfono como suyo. Casualmente, Bell trabajaba en la Western Union.
