Era 1957 y los vecinos de la Calzada de Rancho Boyeros y la Avenida del Wajay, actual reparto Fontanar en La Habana, miraban el lleva y trae de figuras, luces y andamios. No lo sabían en aquel momento pero estaban instalando el que sería, ese año, el árbol de Navidad más grande del mundo.
Llegó directamente desde Canadá y los medios locales captaron su entrada. Rápidamente se convirtió en un suceso.
Según relatan, el pino Spruce que se usó para el árbol de Navidad había nacido en la provincia canadiense de Nueva Escocia. Tenía 20,73 metros de altura, 30 pulgadas de diámetro y un peso cercano a las cuatro toneladas. En la Isla, sin embargo, los cubanos despojaron al pino de su nombre rimbombante y simplemente quedó como el “arbolito de siete pisos”.
De acuerdo con el periodista cubano Jorge Oller, para iluminarlo se necesitaron 4 000 esferas de luces conectadas por 9 000 metros de cables. La estrella lumínica de cinco puntas que remataba el árbol de Navidad aumentaba su altura hasta los 22,56 metros. Y a sus pies se colocaba la Fuente de los Angelitos Negros.
El reparto Fontanar se erigió a partir de 1956. Todo comenzó cuando la empresa periodística Clamon adquirió los terrenos, y no transcurrió mucho en convertirse en sitio de preferencia de personas vinculadas a los medios. Relata el mismo Oller, que la barriada contaba con un centro comercial, un servicentro y un Club social con piscina olímpica.
La costumbre de instalar el inmenso árbol de Navidad en Fontanar se mantuvo por tres años más, hasta 1960.
*Con información de Cubeperiodistas. Fotos: Jorge Oller
