¿Sabían que en Cuba hay una tumba de la Bella Durmiente? Pocos cubanos conocen que esta icónica sepultura se encuentra en el Cementerio de Reina, en la provincia de Cienfuegos.
La curiosa sepultura debe su nombre a una cubana cuya familia nunca aceptó su muerte. Por ello, fue enterrada como si estuviera durmiendo.
De ahí, entonces, el apelativo a la Bella Durmiente para designar su último lugar de descanso.
Pero ¿quién era esta joven?
María Josefa Álvarez Miró murió el 16 de julio de 1907 a los 24 años. Su historia es digna de ser llevada al cine.
Cuenta la leyenda que ronda a Cienfuegos, que María Josefa murió de amor, al esperar la llegada de un novio que nunca apareció. De ahí, también, el símil con la historia de la Bella Durmiente.
Otros aseguran que la causa de la muerte fue una mordedura de serpiente o el envenenamiento por flores. Cual de las dos historias menos románticas.
Ahora bien, otras son las versiones sobre la tumba de esta Bella Durmiente. Algunos aseguran que tanto el sepulcro como la escultura que lo acompaña fueron un encargo de Vicente González, el dueño del hotel Unión y esposo de María Josefa.
Cuentan que el señor quería recordar a su amada con una figura extremadamente bella y sublime. Un tesoro arquitectónico en la necrópolis cienfueguera.
Algunos estudiosos del cementerio aseguran que la escultura de la Bella Durmiente fue obra de un escultor italiano. Este recibiría el encargo de parte de la madre de la difunta para perpetuar la memoria de su hija.
La escultura representa a una joven dormida con un ramo de amapolas en su mano derecha, lo cual es un símbolo de vida. En la mano izquierda, sin embargo, aparece una serpiente, en alusión a la muerte.
Foto: Tomada de Cubacute.
