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Ministro de economía aclara que en Cuba no se abandona la planificación centralizada

25 junio, 2019

En medio de una crisis sistémica sorprende que una las aseveraciones tajantes del ministro sea que tener una economía centralizada es una gran ventaja para Cuba, y que culpe a las distorsiones monetarias de la inoperante industria nacional

Después de haber anunciado recientemente que a partir del 2020 la economía cubana no se regiría por planes dogmáticos “venidos desde arriba”, el ministro del ramo en la Isla aseguró ayer, sin embargo, que no se abandona la planificación centralizada, y que los programas presentados por los colectivos laborales no serán los aprobados definitivamente.

Uno se pregunta entonces, ¿qué significó aquel discurso que echaba por tierra lo esquemático? ¿hasta dónde la estructura estatal socialista permitirá entonces que sea protagonista la creatividad y la sapiencia de sus trabajadores? ¿sigue siendo cerrado el funcionamiento económico del país en medio de una compleja crisis?

Algunas respuestas habrá que leerlas, entre líneas, en la reciente comparecencia del ministro Alejandro Gil, en el espacio de la mesa redonda, donde también quedaron muchas preguntas por hacer.

Sorprende que una de sus aseveraciones tajantes sea que tener una economía centralizada es una gran ventaja para Cuba y que culpe a las distorsiones monetarias de la ineficiente industria nacional. ¿Acaso la culpa de la carente producción nacional recae solo en la dualidad monetaria?

La economía cubana ha llegado a un punto tal que hoy importar es más barato que producir, pero se precisa de inversiones para que la industria nacional tenga esa capacidad, y las trabas no ayudan en eso.

Fue llamativo también que, a propósito del debate acontecido en las redes sociales, el titular apuntó que ningún país exporta sus excedentes. “No podemos, por ejemplo, exportar el camarón que nos sobra después de satisfacer la demanda interna”.

O sea, en casa habrá que apretarse bien los cinturones, porque las pocas cosas buenas que tenemos, primero serán para fuera. El tema es que con ese dinero generado, tampoco se puede ver en los platos y mesas del cubano una oferta sino variada, al menos básica.

Si bien, esta premisa podría tener su lógica macroeconómicamente hablando, el saldo social y político para una población con carencia de alimentos y añoranza de productos, resulta muy fuerte.

El cuartico está igualito

Reconoció, como tantas veces se ha hecho, que en el país existen deficiencias internas: problemas de productividad, déficit en el proceso inversionista, incumplimientos de los ingresos por exportaciones, falta de incentivos para exportar más, desvíos de recursos, indisciplinas, trabas y burocracias.

Afirmó que no se repetirá la situación que se enfrentó durante el Periodo Especial con la energía eléctrica y con los alimentos.

Pero quedaron por decir las soluciones y medidas para evitar que eso siga sucediendo, ni cuándo será ese cambio para bien.

Olvidó el ministro que hablar de planes sin fechas puede ser muy angustiante, cuando los períodos de un país, no pueden compararse con el tiempo de vida de las personas.

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