Sin grandes pretensiones se quedó en Miami el actor cubano Vladimir Villar, conocido en la Isla, entre otros personajes, por el del policía recientemente en Tras la huella, aunque su rostro ha sido acudido en la TV cubana.
En una entrevista al canal La Familia Cubana reveló que decidió quedarse en Miami para tratar de continuar llevando adelante su carrera artística.
Señaló que se siente muy emocionado conociendo Miami. “Cuando uno llega hay situaciones que uno no esperaba y esto es un proceso de adaptación. Miami me encanta, es muy bonito, pero hay que trabajar en lo que aparezca”, aseguró.
Villar dijo que allí comenzará una nueva carrera, “voy a empezar trabajando en la compañía de mi esposa y en la de mi cuñado. He tenido que inflar globos, hacer música, hacer paellas. A veces llego a lugares y se me queda mirando y me reconocen”, contó.
El actor cubano dijo que ya no va a volver a trabajar nunca más en esta serie policial que transmite la televisión nacional y que uno de los motivos por el que decidió salir de Cuba era porque pagaban muy poco.
Solo eso de salario
Contó que en la isla solo ganaba por la serie policiaca Tras la Huella unos tres mil pesos mensuales y eso es muy poco para las necesidades que hay. “Yo siempre lo he dicho los actores en Cuba son muy mal pagados, eso es algo que se sabe”, declaró.
Confesó que está a punto de ser padre nuevamente y que está muy ansioso por tener entre sus brazos a Saisha que debe llegar al mundo a mediados de octubre, aunque probablemente la fecha se adelante.
“Voy a ser padre de una niña que se va a llamar Saisha, tiene fecha para el 11 de octubre, pero creo que se va a adelantar. Yo estoy muy nervioso porque yo tengo tres varones, pero estaba loco por tener una niña”, expresó.
El cubano dijo que tiene algunos proyectos en mente para trabajar como actor y aunque sabe que triunfar en Miami en esa profesión es complicado, se va a esforzar para lograrlo.
Paradójicamente, Villar cumplió varios años de su vida en la contienda militar, y producto de una lesión dejó ese destino, para enrumbarse en las contradictorias faenas de la actuación.
